Estilo y Ornamento
El ornamento, desde Mesopotamia hasta la arquitectura contemporánea, ha sido más que una superficie decorativa: ha sido un lenguaje. En su origen, marcar la piedra o la arcilla era un gesto de significado, una forma de dejar huella, de comunicar una idea o una emoción. Pero a medida que los estilos se diversificaron y las reglas se rompieron, el ornamento pasó de ser un código compartido a una afirmación de identidad. Lo que antes servía para pertenecer, hoy muchas veces se usa para singularizar. La pregunta de si la decoración está en el edificio o en la mirada que lo contempla invita a pensar el ornamento no como algo material, sino como una experiencia. Le Corbusier, al eliminar el adorno, buscaba una “máquina para habitar”, borrando el recuerdo ornamental. Pero ¿puede borrarse realmente? Incluso una superficie blanca y lisa genera una lectura; su ausencia también comunica. La decoración no reside solo en el objeto, sino en la forma en que lo p...



